miércoles, 26 de mayo de 2010

lunes, 17 de mayo de 2010

Violencia tras la victoria del Barça en la Liga

Impresionantes los disturbios que se produjeron ayer tras la victoria del F.C.Barcelona. Los he podido ver en Vilaweb. Cuantos destrozos. Hay que suponer que los pagará el Barça. No se puede concebir que el club obtenga grandes beneficios de sus aficionados y en cambio cuando provocan destrozos los tengamos que pagar entre todos los que vivimos en la ciudad. Para terminar de disuadir de la violencia podrían cerrar el Nou Camp durante las dos primeras jornadas de liga, a ver qué tal.

Claro, habrá quien diga que los aficionados solo querían celebrar el triunfo tranquilamente hasta las 3 o las 5 de la madrugada pero la policía les quería obligar a irse pronto a la cama. Puede ser, pero en mi opinión no cambia nada. Sigue siendo una celebración del Barça que creó grandes disturbios.

jueves, 13 de mayo de 2010

Lo que no se dice de la crisis



VICENÇ NAVARRO
La crisis que están viviendo algunos países mediterráneos –Grecia, Portugal y España– e Irlanda se está atribuyendo a su excesivo gasto público, que se supone ha creado un elevado déficit y una exuberante deuda pública, escollos que dificultan seriamente su recuperación económica. De ahí las recetas que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo (BCE) y el Consejo Europeo han estado imponiendo a aquellos países: hay que apretarse el cinturón y reducir el déficit y la deuda pública de una manera radical.

Es sorprendente que esta explicación haya alcanzado la dimensión de dogma, que se reproduce a base de fe (el omnipresente dogma liberal) y no a partir de una evidencia empírica. En realidad, ésta muestra lo profundamente errónea que es tal explicación de la crisis. Veamos los datos.
Todos estos países tienen los gastos públicos (incluyendo el gasto público social) más bajos de la UE-15, el grupo de países más ricos de la Unión Europea, al cual pertenecen. Mírese como se mire (bien gasto público como porcentaje del PIB; bien como gasto público per cápita; bien como porcentaje de la población adulta trabajando en el sector público), todos estos países están a la cola de la UE-15. Su sector público está subdesarrollado. Sus estados del bienestar, por ejemplo, están entre los menos desarrollados en la UE-15.

Una causa de esta pobreza del sector público es que, desde la Segunda Guerra Mundial, estos países han estado gobernados la mayoría del periodo por partidos profundamente conservadores, en estados con escasa sensibilidad social. Todos ellos tienen unos sistemas de recaudación de impuestos escasamente progresivos, con carga fiscal menor que el promedio de la UE-15 y con un enorme fraude fiscal (que oscila entre un 20 y un 25% de su PIB). Son estados que, además de tener escasa sensibilidad social, tienen escaso efecto redistributivo, por lo que son los que tienen mayores desigualdades de renta en la UE-15, desigualdades que se han acentuado a partir de políticas liberales llevadas a cabo por sus gobiernos. Como consecuencia, la capacidad adquisitiva de las clases populares se ha reducido notablemente, creando una economía basada en el crédito que, al colapsarse, ha provocado un enorme problema de escasez de demanda, causa de la recesión económica.

Es este tipo de Estado el que explica que, a pesar de que su deuda pública no sea descomunal (como erróneamente se presenta el caso de Grecia en los medios, cuya deuda es semejante al promedio de los países de la OCDE), surjan dudas de que tales estados puedan llegar a pagar su deuda, consecuencia de su limitada capacidad recaudatoria. Su déficit se debe, no al aumento excesivo del gasto público, sino a la disminución de los ingresos al Estado, resultado de la disminución de la actividad económica y su probada ineficacia en conseguir un aumento de los ingresos al Estado, debido a la resistencia de los poderes económicos y financieros.

Por otra parte, la falta de crédito se debe al excesivo poder del capital financiero y su influencia en la Unión Europea y sus estados miembros. Fue la banca la que, con sus comportamientos especulativos, fue creando burbujas que, al estallar, han generado los enormes problemas de falta de crédito. Y ahora están creando una nueva burbuja: la de la deuda pública. Su excesiva influencia sobre el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (este último mero instrumento de la banca) explica las enormes ayudas a los banqueros y accionistas, que están generando enormes beneficios. Consiguen abundante dinero del BCE a bajísimos intereses (1%), con el que compran bonos públicos que les dan una rentabilidad de hasta un 7% y un 10%, ayudados por sus agencias de cualificación (que tienen nula credibilidad, al haber definido a varios bancos como entidades con elevada salud financiera días antes de que colapsaran), que valoran negativamente los bonos públicos para conseguir mayores intereses. Añádase a ello los hedge funds, fondos de alto riesgo, que están especulando para que colapse el euro y que tienen su base en Europa, en el centro financiero de Londres, la City, llamada el “Wall Street Guantánamo”, porque su falta de supervisión pública es incluso menor (que ya es mucho decir) que la que se da en el centro financiero de EEUU.

Como bien ha dicho Joseph Stiglitz, con todos los fondos gastados para ayudar a los banqueros y accionistas se podrían haber creado bancos públicos que ya habrían resuelto los problemas de crédito que estamos experimentando (ver mi artículo “¿Por qué no banca pública?”, en www.vnavarro.org).

En realidad, es necesario y urgente que se reduzca el sobredimensionado sector financiero en el mundo, pues su excesivo desarrollo está dañando la economía real. Mientras la banca está pidiendo a las clases populares que se “aprieten el cinturón”, tales instituciones ni siquiera tienen cinturón. Dos años después de haber causado la crisis, todavía permanecen con la misma falta de control y regulación que causó la Gran Recesión.

El mayor problema hoy en la UE no es el elevado déficit o deuda (como dice la banca), sino el escaso crecimiento económico y el aumento del desempleo. Ello exige políticas de estímulo económico y crecimiento de empleo en toda la UE (y muy especialmente en los países citados en este artículo). No ha habido una crisis de las proporciones actuales en el siglo XX sin que haya habido un crecimiento notable del gasto público y de la deuda pública, que se ha ido amortizando a lo largo de los años a base de crecimiento económico. EEUU pagó su deuda, que le permitió salir de la Gran Depresión, en 30 años de crecimiento. El mayor obstáculo para que ello ocurra en la UE es el dominio del pensamiento liberal en el establishment político y mediático europeo, imponiendo políticas que serán ineficientes, además de innecesarias. Y todo para asegurar los beneficios de la banca. Así de claro.
Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y profesor de Public Policy

en The Johns Hopkins University

miércoles, 12 de mayo de 2010

Más mentiras del gobernador

Más mentiras del gobernador

Un artículo extraído de www.rebelion.org



El gobernador del Banco de España ha vuelto a dirigirse a los ciudadanos para confundirlos y engañarlos.

Insiste una vez más en que las reformas más urgentes son las del mercado de trabajo encaminadas a reducir los salarios, los costes del despido y el poder de negociación de los trabajadores.

Miente el gobernador a los ciudadanos porque nada de eso puede garantizar que se cree más empleo mientras no se resuelva el problema en el mercado de bienes y servicios que han creado la banca y la especulación financiera.

Miente el gobernador porque sabe que lo que ha ocasionado el gran aumento del desempleo en España no ha sido la estructura del mercado de trabajo sino el contagio de la crisis financiera internacional que ha cerrado el crédito a las empresas y a los consumidores, y el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Y miente el gobernador porque sabe perfectamente que sólo restaurando el flujo del crédito y recomponiendo el aparato productivo se va a poder volver a crear empleo.

Miente el gobernador cuando afirma ahora que se precisan estas reformas de modo prioritario para resolver el déficit presupuestario.

Miente el gobernador porque sabe perfectamente que el déficit no se ha producido por el desempleo sino porque el Estado ha debido tapar el inmenso agujero que la crisis bancaria ha provocado.

Y miente porque sabe, por tanto, que por mucho empleo que se crease, sería inevitable soportar más déficit si la banca se sigue dedicando a especular con los recursos públicos y a provocar crisis como la de las hipotecas subprime.

Miente el gobernador porque sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.

Miente el gobernador porque sabe que disminuyendo el gasto público cuando el privado no tira de la economía porque el crédito está racionado lo que se conseguirá será empobrecer a la población y deprimir la economía y que los beneficios que así obtenga el capital privado más poderoso a quien defiende no van a redundar (como ahora ocurre con los beneficios de la banca) en un mejor rendimiento de la actividad económica.

Miente el gobernador porque sabe que las propuestas que hace no están dirigidas a dar confianza y bienestar a toda la economía y población sino a los grandes poderes económicos, a los financieros y grandes inversores especulativos a los que cínicamente denominan impersonalmente como “los mercados”. Los mismos que provocaron la crisis y que han podido imponer a los gobiernos medidas que sólo van a beneficiarles a ellos.

Miente el gobernador cuando afirma que "la reforma del mercado laboral es la más necesaria de las reformas estructurales" cuando al mismo tiempo no habla para nada de la reforma del modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que su institución ha alimentado; ni de las reformas financieras que evitaran los desastres que está provocando la especulación y la desnaturalización de la banca; ni de reformas fiscales más justas que no hagan recaer el mayor peso de la recaudación sobre los salarios y las rentas más bajas; ni de reformas de los mercados que acabaran con los oligopolios que campan a sus anchas imponiendo precios y condiciones laborales leoninas para garantizarse beneficios extraordinarios; ni de reformas en las reglas del comercio internacional que garantizaran fuentes de ingresos más seguras y equitativas a todas las naciones y no sólo a las grandes multinacionales; ni de reformas de las agencias de calificación corruptas que actúan para despejar el paso a los especuladores engañando y ocultando la verdad de lo que ocurre en los mercados; ni de reformas en el estatuto del Banco Central Europeo para que no se consienta que el papel que desempeña sólo beneficie a la banca privada, financiándola casi gratuitamente mientras que los banqueros hacen negocio financiando a los Estados; ni de reformas en los mecanismos de decisión para que hubiera instituciones de poder internacional democráticas y no el caos actual que sólo favorece a los financieros y a los poderosos a cuyos intereses se somete vergonzosamente.

El gobernador del Banco de España no dice la verdad a los españoles. Los está engañando y ya es hora de que se le pidan cuentas y dimita.

Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, editor de www.altereconomia.org y miembro del Consejo científico de ATTAC-España. Su web personal: www.juantorreslopez.com